La percepción que tienen las personas y en especial los padres, sobre el estado de nutrición en los niños puede condicionar de forma importante los hábitos nutricionales; y estos pueden influir de forma decisiva sobre su salud. La mayoría de los padres se preocupan más si notan que su hijo tiene bajo peso, pero no si lo ven con exceso de peso; lo que hace indispensable cambiar la idea de que “un niño gordito, es un niño sano”. Es en esta etapa donde se adquieren la mayoría de hábitos y conductas que llevaran durante toda su vida (Silva, Jiménez y Hernández, 2013).